Si hay algo que pareciera haber cobrado un nuevo sentido durante estos dos últimos años es el paso del tiempo.
En 2020, es como si se hubiera detenido. Estuvimos muy ocupados en entender qué pasaba y cómo sobrellevarlo de la mejor manera. En 2021, creo que ya nos enfocamos en tratar de ver cómo no perder más tiempo.
Muchos comenzamos entonces a pensar en el presente de una manera más reflexiva y a cuestionarnos lo que tenemos, lo que hacemos, lo que nos pasa, cómo somos. Y surgieron entonces preguntas como: ¿Quiero seguir haciendo este trabajo? ¿Estoy en una relación que me hace bien? ¿Cuánto tiempo más seguir viviendo con esta ansiedad? ¿Cómo estoy aprovechando mi tiempo libre?, entre otras tantas.
Creo que el presente es un buen momento para escucharnos y ser honestos con nosotros mismos. Respondernos estas preguntas y apropiarnos de nuestras respuestas.
Y es también un buen momento para tener una conversación con nuestro futuro yo. Tratar de vernos dentro de algunos años puede resultar difícil, especialmente para los más jóvenes; es como relacionarnos con una versión de nosotros que todavía no conocemos.
Aun así, y con un poco de imaginación, es un ejercicio que puede ayudarnos a ver dónde queremos estar, qué queremos ser o tener. Intentemos entonces ser específicos en cómo nos imaginamos en el futuro:
¿Cómo nos vemos? ¿En dónde vivimos? ¿En qué trabajamos? ¿Disfrutamos nuestro trabajo? ¿Tiene sentido? ¿Ganamos bien? ¿Será todo esto posible algún día?
Y, ¿Después del trabajo? ¿Qué nos espera al llegar a casa? ¿Tenemos una pareja? ¿Cómo es esa relación? ¿Qué tiene de similar o diferente con aquellas que tuvimos o vimos mientras crecíamos? ¿Tenemos hijos? ¿Deseamos tenerlos algún día? ¿Preferimos estar solos o solas? ¿Qué cosas realmente nos importan?
Y, por supuesto, ¿Somos felices? ¿Tenemos buena salud? ¿Qué hacemos, o no, para ser felices y tener buena salud?
Si podemos imaginar nuestro futuro yo, comenzaremos también a acortar la distancia con nuestro yo presente.
Esto significa preguntarnos, por ejemplo, cuánto tiempo más sostendremos un trabajo, una relación de pareja, alguna situación especial, en la que no querríamos estar en algunos años. ¿Qué podríamos hacer para empezar a cambiar eso ahora?
Y este es un diálogo abierto, que no debería acabarse. Porque hoy tenemos ciertas expectativas, deseos y objetivos. Pero quizás mientras avanzamos, algo de todo ello cambie y en el camino nos demos cuenta que hay otras cosas que nos interesan y son importantes para nosotros y deberíamos tener en cuenta.
Recordemos: No existen las respuestas correctas para nuestras preguntas, como tampoco existen las certezas. Pero podemos empezar a hacernos las preguntas que importan, apropiarnos de nuestras respuestas, tomar mejores decisiones y darle un nuevo sentido al paso del tiempo.
¡Sí, el tiempo importa!