“Tengo ansiedad”

Frase que hemos escuchado muchas veces y quizás también hemos dicho otras tantas.
Otras descripciones en las que podríamos reconocernos pueden ser:

«Esta es mi vida, un torbellino dónde muy pocas veces paro a descansar o hacer lo que me gusta».
«Es una mezcla entre montaña rusa emocional y no sentir nada».
«Mi cabeza no para, no puedo dejar de preocuparme y pensar que algo malo va a pasar».
«¿Y si me echan del trabajo? Hoy en día no se puede estar seguro de nada».
«¿Y si este dolor y cansancio que tengo permanentes es algo malo?»
«No voy a poder y si lo hago, no creo que me salga bien».
«Grito porque tengo ansiedad», «como mucho porque tengo ansiedad», «fumo mucho para calmar mi ansiedad».

Algunas veces, intentamos poner remedio a estos estados de nervios o ansiedad fumando, comiendo, haciendo mucho deporte. Otras, lo hacemos recurriendo a métodos más indicados y que están más de moda como la meditación, el yoga, el mindfulness.

¿Cuándo es la ansiedad un problema?

Tener ansiedad no es ponerse nervioso ante una situación de por sí estresante. Esto sería una respuesta natural.
Se convierte en problema cuando nos estresamos fácilmente al sentir que no tenemos control sobre nuestras vidas, que no podemos organizar nuestro tiempo ni priorizar, que nunca podemos relajarnos. Que, como dijimos, nos llenamos de preocupación excesiva y pensamientos negativos.

Además, en ocasiones puede causarnos síntomas físicos como taquicardia, sudoración, dolores musculares, contracturas, cansancio permanente.

Es definitivamente un problema cuando aparece en situaciones que a priori no deberían ser estresantes, cuando se extiende en el tiempo e interfiere con nuestra vida diaria: familiar, social y laboral.

¿Qué hacer si tenemos ansiedad?

No usarla como excusa para justificarnos o recurrir solo a soluciones transitorias. No caer en la tentación de decir “ya pasará, es algo pasajero”.
Tratar de observar en qué medida la ansiedad está limitando y afectando nuestra vida, ver qué es lo importante, gestionar bien nuestro tiempo y, sobre todo, darnos tiempo a nosotros mismos.
Buscar ayuda profesional para poco a poco recuperar una vida sin limitaciones personales, sociales o laborales.

El secreto entonces: ESCUCHARSE, PEDIR AYUDA, DARSE TIEMPO